martes, 9 de febrero de 2016

Oso Azul e Iguana Enana

La vez que Oso Azul conoció a Iguana Enana, se enamoró profundamente de su peinado despeinado. Era domingo, Iguana Enana había ido al mercado a comprar hojitas verdecitas. Oso Azul, andaba por allí, escribiendo poemas con fonemas y enamorado del color morado, cuando de pronto, vio a Iguana Enana, le echó aquella mirada y en el acto quedó con cara de impacto.


Le preguntó que si podía acompañarla sin arañarla y ella con extrañeza y sutileza dijo:

─¡No! a mí no me gustan los osos azules, a mi gustan los ojos azules.

─Entonces voy a la prefectura con premura, donde el prefecto muy circunspecto, a cambiar mi nombre de hombre, me llamaré, Ojo Azul ¿qué te parece?

A Iguana Enana le pareció gracioso aquel oso y dijo:

─Está bien, pero no te prometo por el momento, amor ni nada ni una empanada.

Llegó Oso Azul donde el prefecto muy circunspecto y le pidió por amor, cambiara su nombre de hombre.

─¿Y cómo quieres llamarte? Dame los datos para anotarlos en tus zapatos

─¡Ojo Azul!

─¡Muy bien! ─dijo el prefecto muy circunspecto─ te llamarás, Ojo Azul, y a donde vayas, si no te bañas, tendrás la mirada muy empolvada.

Se fue Oso Azul, que ya no se llamaba como sonaba, sino Ojo Azul como él decía que se escribía, hasta el mercado que queda al lado, con su cara de enamorado, a preguntar por una iguana que era una enana. ¡Nadie sabía lo que él pedía!, porque allí cerca no había certeza de alguna iguana que fuera enana.

Triste se puso, no tenía uso su nuevo nombre si allí no estaba su enamorada. Partió hacia el bosque para olvidar su gran pesar.

Iguana Enana, al enterarse, buscó en el bosque a un oso gracioso, que como andaba enamorado no lo miraban por despistado. Caminó mucho y no lo encontró y hasta su casa se regresó; por la mañana, ya sin lagaña, fue donde el prefecto muy circunspecto, a rogarle por amor, su nombre de Iguana Enana se lo cambiara.

─A ver, a ver ─dijo el prefecto muy circunspecto─ ¿y cómo quiere que la llamemos? deme los datos para apuntarlos en sus zapatos.

─Quiero llamarme, Oja Azul, para ser novia de, Ojo Azul.

─Nadie se llama de esa manera y si es por el oso que es muy gracioso, esta mañana vino de ganas y nuevamente cambió su nombre de hombre, por el de, Iguano Enano Enamorado.

─¡Ah! ─Dijo la Iguana Enana, que ahora estaba enamorada, al prefecto muy circunspecto, ─yo quiero ser, Iguana Enana Enamorada.

─Muy bien ─dijo el prefecto muy circunspecto─ te llamarás, Iguana Enana Enamorada.

Se fue la Iguana por el camino del mandarino, porque allí estaba su enamorado y cuando se vieron, ¡cuando se vieron! no se besaron como pensaron, se prometieron amor eterno y no volvieron a molestar al prefecto muy circunspecto, porque feliz llevaban en los zapatos, sus nuevos datos.

1 comentario:

  1. la mejor parte: el camino del mandarino, de resto esta horrible me recuerda al gato ensombrerado y me da miedo

    Hasta la próxima!

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