miércoles, 2 de marzo de 2016

Historia de los Dinumitos y los Razaárboles

Niño de la tribu Dinumito
Aún no habían desaparecido los dinosaurios y menos se habían descubierto los extraterrestres cuando pasó lo que contaré, pero primero deben saber que luego de la unión en el lago de los milagros, del enano rojo con la enana amarilla, surgieron nuevas razas, de diferentes tamaños, con nuevos colores y con formas diferentes de ver el mundo.

De esas especies surgió una tribu capaz de concentrar en una sola forma, siete colores. Cuando nació el primero se convirtió en la maravilla de los alrededores, no solo los miembros de su raza lo adoraban, sino las demás especies. Era tan llamat ivo y travieso que le daba por andar todo el día de árbol en árbol, pero como no era muy diestro a cada rato se estortillaba la nariz contra el suelo, sería por eso que la tribu Razaárboles lo capturó para enseñarlo a brincar.

La tribu Razaárboles eran hombres con alas de ramas que les permitía brincar de copa en copa, su tamaño alcanzaba hasta los dos metros y eran los más altos de todas las especies. Sus casas eran nidos construidos entre el ramaje de los árboles.   

Viendo entonces el interés del niño Sietecolores por aprender a trepar, un día una pareja decidió llevarlo a las alturas para enseñarlo y como no tenían hijos, se encariñaron tanto que olvidaron regresarlo.

Tribu Razaárboles
Los padres de Sietecolores, que  eran de la raza de los Dinumitos, no hallaban cómo recuperar a su pequeño; enfrentarse a la Razaárboles era una locura, pero dejárselos sin intentar recuperarlo era peor.



    Se reunieron los Dinumitos y luego de discutir lo qué harían, concluyeron que lo acertado era atrapar a un bebé Razaárbol para que su tribu supiera lo que se sufre con la pérdida de un hijo; después lo intercambiarían.

Vigilaron día y noche, sabían que tarde o temprano alguna madre descuidaría a un bebé Razaárbol, alguno de esos que aún no había aprendido a brincar bien y terminaban desprendiéndose de lo alto hasta caer a tierra. Y así pasó. Se les presentó la oportunidad y cayeron sobre el bebé con tanta rapidez y agilidad que en fracciones de segundos lo ataron, lo levantaron entre varios y lo escondieron entre el ramaje del bosque. Cuando los padres del bebé Razaárbol se percataron, fue imposible encontrarlo, ni a él ni a los Dinumitos.  

 Allí comenzó el conflicto entre las especies porque ninguna quería regresar al bebé. Los Razaárboles  enseñaron a Sietecolores a trepar árboles, a brincar de copa en copa y a soñar con aprender a volar. Los Dinumitos enseñaron al bebé Razaárbol a mezclar los colores, a jugar al escondido y a hablar como hombres.

Y cuando un día se encontraron los bebés, solos, que para entonces no eran bebés, no sintieron deseos de cambiarse, a Sietecolores le gustaba andar por los árboles e iba adelantado en vuelo, pues, practicaba lanzándose en picada tras los pájaros, mientras sus padres Razaárboles se tapaban los ojos para n o ver.

Raza que vuela con la imaginación
Por su parte, al bebé Razaárbol no le gustaban las alturas, prefería andar por tierra, aprendiendo idiomas nuevos, combinando los colores que encontraba e iba avanzado en imaginación, pues, se sentaba horas y horas a pensar en cómo hacer para volar sin alas, mientras sus padres Dinumitos se tapaban la boca para no bostezar.

Finalmente, como no había motivo para seguir peleando, acordaron la paz y la ayuda mutua. Sietecolores y el bebé Razaárbol, uno hembra y el otro varón, si saber cuál era la hembra y cuál el varón, formaron una nueva raza, de ellos vienen los hombres medianos, capaces de trepar árboles y de volar con la imaginación.